martes, 21 de agosto de 2007

Un Testimonio

El pasado día 4 de agosto, 24 jóvenes de la diócesis de Coria- Cáceres viajamos a Taizé (Francia), una comunidad que tiene como fin el ecumenismo entre los cristianos, aunque no rechaza las demás religiones.

Las casi 24 horas de viaje pasaron muy rápido entre conversaciones, cantos, oración, descanso…
Cuando llegamos a Taizé todo fue un mar de nervios, que se apaciguaron con nuestros cantos.
Los primeros días no entendía nada de lo que allí ocurría. Para mí el templo no era una iglesia, era una gran nave donde hacíamos oración, pero ya está. No sentía nada y conforme pasaban los minutos mi actitud era más pasota; entraba en la iglesia de cualquier manera, como si entrara en mi casa, no tenía ningún respeto hacia Dios.

¡Todo era tan diferente a nuestras iglesias...! Existe una gran iconografía y una ambientación basada en el juego de luces que hacen las velas y que invitan a la oración. Esto ya me parecía diferente, pero la gota que colmó el vaso e hizo que no entendiera (y por lo tanto mi actitud cambiara) fue la forma de hacer oración y asistir a misa; sin bancos ni sillas, todos sentados o arrodillados en el suelo, ¡qué raro es esto! pensaba entonces.

En esos momentos estaba desconcertada, porque había intentado prepararme para ese viaje y que fuera un acercamiento a Dios y veía cómo iban pasando los días y yo seguía igual, aquello cada vez me parecía más aburrido. A la vez estaba enfadada conmigo misma porque no entendía que me estuviera ocurriendo aquello, yo estaba acostumbrada a hacer oración diaria e iba muy ilusionada y esa sequedad no entraba dentro de mis planes. Aún así yo me abandoné en Dios y le dije que sólo Él sabía por qué me ocurría aquello.

Dios, que lo sabe todo, fue en mi auxilio y puso sus instrumentos a mi alrededor para que no me desviara del camino y Taizé fuera una experiencia inolvidable para mí. Conforme fueron pasando los días las dudas fueron desapareciendo y lo que antes no entendía, ahora no sólo lo entendía, sino que lo deseaba cada vez más.

Las oraciones de 45 minutos no eran ya eternas, sino que duraban 5 minutos para mí. Cada vez tenía más ganas de ir al grupo de reflexión y a pesar de vivir días de frío y lluvia, al final del día no había quejas para Dios, sino alabanzas. Allí no sólo rezábamos, también teníamos grupos de reflexión, talleres e incluso por la noche teníamos fiesta.
Para finalizar quisiera decir que Taizé ha cambiado mi vida, me ha hecho redescubrir una oración basada en el silencio. Me he dado cuenta que no necesito nada material para ser feliz, sólo Dios basta. He recordado qué es lo que verdaderamente importa en mi vida. Dios me ha confirmado el plan que tiene para mí y me ha dado mucho ánimo para seguir luchando por mis ideales.

Lo único que puedo hacer es darle gracias a Dios por sus instrumentos y por esta maravillosa semana alejada del mundo en que mi vida ha cambiado por completo.

¡GLORIA A DIOS!

Guadalupe.

3 comentarios:

Gema Santos dijo...

Hola de nuevo!, vuelvo a escribir en estas páginas, porque en mi quehacer diario no tengo con quien compartir estas experiencias.

Comenté que empezé a salir del túnel, y salí más o menos, pero no del todo, hoy creo por fin salí. Lo de Taizé fue muy fuerte para digerirlo, hoy veo las cosas de otra manera. Mi fe era fuerte antes de ir, pero ahora veo que tengo que aprovechar el momento, vivir la vida plenamente, cada día como si fuera el primer día. Darlo todo sin medida a quien lo sepa aceptar, regalar besos, abrazos, sonrisas. Y aunque quiera ser cada día mejor persona, también aceptar como soy, lo que Dios me ha dado, lo que mis padres me dejaron. Él sabe cuándo hago algo mal, pero no por ello deja de quererme y vuelve a darme otra oportunidad, una y otra vez y hasta siempre.

Vivir el día a día sabiendo que al final del camino nos espera algo realmente bueno. Presientes una felicidad? pone en uno de sus libros el hermano Roger. No es algo que yo presienta ahora, hay momentos que son buenos, que me hacen sentir feliz, pero también los hay amargos y es entonces cuándo pienso en lo que me espera al final y esto me consuela, entonces si presiento que habrá una auténtica felicidad.

Besos

Unknown dijo...

OS QUIERO!

Unknown dijo...

Hola de nuevo Guada, no espero que esto lo lea nadie, porque veo que ya entra poca gente en la página. Solo quería decir que vuelvo a leer el texto de Guada y vuelve a emocionarme una y otra vez. La experiencia de Taizé fue maravillosa, no la olvidaré nunca y espero poder volver algún día.

Pero aquí siguen los encuentros, las reuniones. Las amistades que hice en Taizé, que fue cuando os conocí son únicas así que no pasa un solo día en que no piense en vosotros y todo lo que me habéis ayudado. Siempre tendré palabras de agradecimiento. Y ahora...ahora nos seguimos viendo, compartiendo esos momentos que llenan tanto mi vida. Quizás penséis que exagero pero me habéis salvado en todos los sentidos, mi vida estaba muy vacía y ahora esta llena de todo lo bueno que Dios nos da.

Eternamente gracias. Os quiero.

Gema Santos.